Cuando nos decidimos a iniciar una terapia existe mucha incertidumbre sobre lo que me preguntará la psicóloga, qué y cómo lo tengo que contar, si me explicaré lo suficientemente bien, si me entenderá, si mi problema/as tendrá solución, y un largo etcétera.

Con todas estas inquietudes dentro de la cabeza, no suele haber cabida para tomar conciencia de las responsabilidades que tendré yo como paciente. Y para ello he  elaborado una serie de mínimos que son necesarios que tengas en cuenta para la buena marcha del proceso terapéutico.

Compromiso

Esta palabra puede ser entendida de muchas maneras, en terapia cuando hablamos de compromiso nos referimos a acudir a las citas que han sido acordadas. Todo el mundo tenemos imprevistos en algún momento, sin embargo, si esto se convierte en habitual y no hay una continuación en las sesiones el proceso psicoterapéutico puede verse afectado.

Si consideras que tu proceso ya ha finalizado, aunque sea por el momento, es mejor que lo hables directamente con tu psicóloga para que podáis hacer un buen cierre de lo que has ido trayendo a terapia y de lo que te llevas en ese momento.

Agente Activo

Consiste en hacerte responsable de tu proceso terapéutico. La psicóloga es la persona que te acompaña en un viaje hacia tu interior, que te ayuda a colocar esas piezas que están en tierra de nadie, pero no es la que hace el camino por ti. Eres tú quien tienes que ser proactivo en tu autoconocimiento, introspección, recuperación… porque los cambios más duraderos son los que uno/a  mismo/a logra con las herramientas proporcionadas por la psicóloga.

También eres agente activo a la hora de poder expresarte libremente: realizar preguntas cuando necesitas clarificar alguna sugerencia del terapeuta, pedir hablar o dejar de hablar de algún tema, y en definitiva formular tus necesidades, emociones y/u opiniones a tu terapeuta. Recuerda que estás en un espacio seguro donde no hay juicio, y en el que el terapeuta está a tu lado para acompañarte siempre de la manera que tú necesites.

Tareas Interconsulta

Este tipo de prescripciones, también llamado “deberes” por nuestros pacientes, son de realización fundamental para el avance de la terapia.  Primero porque una terapia no empieza y termina al entrar y salir de la sesión, sino que debe continuar a lo largo del tiempo en el que no se acude a la consulta.  Segundo,  porque durante la realización de estas reflexiones se toma conciencia de aspectos que en una hora u hora y media de sesión no es posible, como por ejemplo, patrones de comportamiento, estilos de respuesta, miedos, avances…. Tercero y último, la terapia se puede ver reducida tanto en tiempo como en coste económico.

Respetar los Tiempos

Cuando se agenda una cita se otorga un espacio en un día y hora determinados para tratar la problemática.  Es importante tomar conciencia de que las psicólogas necesitamos tener acotado nuestro horario de trabajo, al igual que en cualquier otra profesión, y no podemos estar disponibles las 24 horas del día los 7 días de la semana. Somos humanas y necesitamos descansar y recuperar energía para poder acompañar de la mejor manera a nuestros pacientes.  

Es importante recalcar que dependiendo del modelo de psicoterapia que uno elija esto se gestionará de una forma u otra.

Acompañamiento

Cuando la persona que recibe el tratamiento psicológico es menor de edad, debe ser acompañado por su adulto de referencia en cada sesión. La terapia que se realiza con un menor siempre suele estar apoyada por la intervención de su familia en las sesiones, por lo tanto estos deben acudir bien al principio o bien al final de la sesión.

La terapia con menores requiere del apoyo de su familia tanto durante las sesiones como en el hogar, donde serán los adultos de referencia los responsables encargados del bienestar emocional del menor.

Tenéis que tener en cuenta que dependiendo del modelo terapéutico se procede de formas diferentes, así que os aconsejo preguntar dicho procedimiento a la persona que acompañará a vuestro hijo o hija.

Si pides ayuda, déjate ayudar.

Sé que es difícil ponerte delante de una completa desconocida y contarle tus tristezas, preocupaciones, problemas, disgustos, frustraciones, miedos… Sin embargo, uno de los principios básicos de una buena terapia es el vínculo entre el paciente y la psicóloga. Esto significa que debe crearse un clima de confianza donde te sientas libre de expresar cómo te sientes y lo que necesitas y también que confíes en que esa profesional está tratando de ayudarte a lograr los objetivos que te han traído a terapia, es importante que reflexiones acerca de la información que te va devolviendo y de las recomendaciones que te hace. Los dos tenéis un objetivo común, tu bienestar.

Y si pasado un tiempo observas que no avanzas como te gustaría, comunícaselo a tu psicóloga y tienes la total libertad de finalizar el proceso.

El proceso terapéutico será más enriquecedor sin ambas partes, terapeuta y paciente, se responsabilizan por igual de lo que a cada uno le corresponde según su rol. De esta manera el proceso cuenta con una mayor claridad, con valores fundamentales de amabilidad y empatía mutuas, con un grado más elevado de determinación y consistencia por parte del paciente, se rebajan suspicacias y resentimientos y se convierte en un vínculo más honesto en el que navegar libremente hacia la sanación junto a alguien que acompaña de la manera más respetuosa posible.

Adriana Daza Pretel- Psicóloga

Adriana Daza Pretel

Psicóloga con experiencia en población infantil, adolescente y adulta.

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Published On: 5 de febrero de 2024Categories: Salud y bienestar, Terapia y Formación