Bien es cierto que hay mucha información al respecto, desde medidas de prevención, pasando por señales de alarma de posible acoso hasta la confirmación del mismo y su posterior  intervención.  Aún así,  alumnos/as de cualquier centro educativo del mundo cada año padecen esta tortura por parte de algún compañero/a.  Alumnos/as que por el simple hecho de no ser  considerados iguales  al resto se convierten en el blanco de burlas, insultos, vejaciones, agresiones,  aislamiento social… por parte de uno o varios alumnos/as de su colegio o instituto.

Los invisibles, aquellos que prefieren  dejar de ser vistos, desaparecer del punto de mira de esos compañeros/as que le hacen la vida imposible. En este “súper poder”, la invisibilidad, basa su libro el escritor Eloy Moreno.

En su libro Invisible,  recoge tan bien lo que implica el acoso escolar que no hace falta definirlo.  Con este libro puedes sentir de forma muy vívida por el proceso por el que transita un alumno/a que padece bullying.  Recoge la historia de un niño que acude a cualquier colegio de cualquier parte del mundo, narrada en presente pero que representa también al pasado y por desgracia al futuro,  recoge las vivencias de tu compañero/a  o  incluso de ti mismo/a.  Es un libro para reflexionar no para leer. Es de esas historias que se te meten en la cabeza y te tocan el corazón.

El acoso escolar hace tiempo que pasó de ser un problema en las aulas para pasar a ser un problema de la sociedad al completo.  Cada agente implicado (dirección, profesorado, administración, bedeles, personal de limpieza, familias…) juega un papel muy importante en la detección y posterior intervención en este tipo de situaciones.  Cada persona que mira hacia otro lado vuelve más invisible a ese alumno/a, que un día querrá probar su “súper poder” como el protagonista del libro de Eloy Moreno y…

Cuando un chico/a lo está pasando mal en el colegio cambia su conducta y su estado de ánimo, puede volverse más irritable, menos comunicativo, tener pesadillas, padecer  ansiedad, se le ve triste y cabizbajo,  se aísla del resto, rehúye temas de conversación, baja su rendimiento académico, no hace planes con amigos/as o hace muy pocos, entre otras.  Para poder detectar estos indicadores tómate un tiempo para mirar a tu hijo/a.  Mirar no es ver. El acto de mirar es voluntario,  donde pones la vista y el corazón. Fíjate en cómo vuelve a casa después de un día de colegio y extraescolares, presta atención a lo que dice y a lo que no dice con palabras.

Un pilar fundamental en la lucha contra esta lacra lo conforma el profesorado.  Estos niños/as, chavales/as  no necesitan héroes necesitan ser mirados y posteriormente preguntados (no interrogados) por cómo se sienten.  Durante la adolescencia es más complicado reconocer que se está siendo acosado/a, la vergüenza juega un papel importante durante esta etapa del desarrollo.  Es importante saber ver más allá de sus palabras, el cuerpo, la expresión facial… hablan sin querer. Y si  tú profesor/a necesitas ayuda,  pídela. Porque realmente no te estarán  ayudando a ti, estarán  ayudando a ese alumno/a.

Los demás compañeros/as del alumno/a acosado/a representan un motor de cambio del que muy poco se habla, algunos consideran no tener las herramientas suficientes para afrontar esta situación, y prefieren seguir al resto para no ser los siguientes invisibles.  Para ello el Gobierno Vasco, pone a disposición de los menores un  teléfono  gratuito y anónimo  de ayuda a la infancia y adolescencia llamado Zeuk Esan 116111, donde puedes recibir asesoramiento sobre cómo actuar ante una situación de Bullying, entre otras cosas.  Si te callas lo perpetúas, si llamas actúas.

Solamente queda decir que se avecina un curso plagado de retos  que no nos puede desviar la atención de problemas que ya están ahí, de situaciones que se han dado y se darán.

Observa, analiza y actúa.

Pide ayuda, no estás solo/a.

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